La tricuriasis es una enfermedad parasitaria causada por la presencia en el intestino grueso de un parásito nemátodo llamado Trichuris trichiura. Esta patología cursa con síntomas tales como diarrea, dolor abdominal, anorexia y malnutrición.
Según estudios, la tricuriasis, la anquilostomiasis y la ascariasis son las tres infecciones helmínticas (causadas por helmintos, parásitos agusanados) transmitidas por el suelo más comunes en todo el mundo. Por esta razón, conocer acerca de esta enfermedad se hace esencial. Si quieres saber más, continúa leyendo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las helmintiasis transmitidas por el suelo se diseminan a través de heces contaminadas con los parásitos que invaden el medio ambiente. Por lo tanto, estas patologías están ligadas a sistemas sanitarios deficientes y a condiciones carentes de saneamiento.
Algunas cifras sobre este tipo de parasitosis de gran interés son las siguientes:
Desde luego, estamos ante patologías que se mueven en cifras epidemiológicas abultadas. La mayoría de los casos calculados se concentran en áreas tropicales, tales como África subsahariana, América, China y Asia oriental.
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Una vez contextualizadas las infecciones helmínticas del suelo, es el momento de sumergirnos en una de las más importantes: la tricuriasis. Como ya hemos dicho, esta enfermedad está causada por el parásito Trichuris trichiura. Pero ¿qué la caracteriza?
Estamos ante un nemátodo perteneciente al orden Trichurida. Desde luego, se trata de una especie de gran tamaño para causar infecciones, pues mide de tres a cinco centímetros de diámetro. Resulta sorprendente conocer que, además, presenta dimorfismo sexual, es decir, machos y hembras son diferentes.
A continuación te presentamos el ciclo vital de este nemátodo. Este ha sido recogido de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC):
Como podemos ver, estamos ante un parásito de ciclo vital simple, pero efectivo para su supervivencia. A pesar del tiempo que requieren para desarrollarse los adultos, una vez lo hacen, la capacidad de diseminación de la infección es notoria.
Estudios que investigan las relaciones entre el sistema inmune del paciente y la intensidad de la tricuriasis determinan que el estado inmunológico del hospedador define, en cierto modo, la carga parasitaria y la manifestación de los síntomas.
Documentos profesionales subrayan que existen cuadros infectivos leves y graves dependiendo de la carga parasitaria. En los primeros casos, la mayoría de los pacientes suelen ser asintomáticos, pero en las infecciones más potentes se pueden observar signos clínicos como los siguientes:
Diversas fuentes ya citadas con anterioridad subrayan que, como con la mayoría de infecciones intestinales, el diagnóstico más eficaz es el análisis de las heces del paciente.
Estudios parasitológicos recogen que los huevos miden unos 50 micrómetros y tienen una forma de balón de rugby, por lo que son inconfundibles al microscopio. También se pueden buscar a los gusanos adultos en el intestino mediante una proctoscopía (examen de la cavidad anal).
En lo que al tratamiento se refiere, la CDC recomienda la administración de medicamentos antihelmínticos como el mebendazol o albendazol durante al menos tres jornadas. En pacientes con anemia puede ser necesario el uso de suplementos de hierro para solventar carencias.
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Como hemos podido comprobar, la tricuriasis es una enfermedad de amplia distribución en países donde el saneamiento de los suelos y aguas es deficiente.
Aunque la mayoría de los casos suelen ser asintomáticos, sobre todo en niños, la infección puede agravarse. Las complicaciones más frecuentes son la anemia, el retraso del crecimiento y el déficit nutricional.
Por todos estos motivos, es esencial promover el conocimiento poblacional sobre la enfermedad y fomentar las prácticas salubres. Lavar los alimentos, defecar en zonas diseñadas para ello y no llevarse las manos a la boca sin desinfectarse son hábitos que disminuyen el riesgo de contagio.